viernes, 1 de diciembre de 2017

¿Cuáles son los beneficios cognitivos de aprender una lengua informática?

En varias publicaciones he comentado que hablar más de una lengua tiene beneficios cognitivos (Incera & McLennan, 2016Incera & McLennan, 2017). Cuando me pongo a hablar de bilingüismo, mi marido siempre me dice que él sabe más lenguas que yo. Dave es informático y sabe programar en VisualBasic.NET, HTML/CSS, Ruby, Batch, Powershell, TSQL/PLSQL, jQuery, Regex, and C#.NET. ¿Tiene beneficios cognitivos el conocer una o varias lenguas informáticas?

Según un meta-análisis citado más de 100 veces, estudiantes que tienen experiencia con una lengua informática tienen mejores resultados en test que miden habilidades cognitivas que aquellos que no han aprendido a programar (Liao & Bright, 1991). Aunque hay que tener cuidado de no sacar conclusiones precipitadas, la evidencia científica parece indicar que saber programar es beneficioso.

Un experimento interesante seria asignar de forma aleatoria a estudiantes a clases de informática, idiomas, o alguna otra cosa. De esta forma podríamos evaluar a los alumnos antes y después de cada clase y medir cuanto mejoran. Con este procedimiento se puede investigar empíricamente si las ventajas cognitivas de aprender una lengua extranjera y una lengua informática son equivalentes.

A día de hoy no sabemos la magnitud ni la duración de estos efectos. Además, la mayoría de estas investigaciones se han hecho en aulas. Sería importante investigar a programadores profesionales para evaluar si ciertas lenguas son más beneficiosas que otras, si influye el número de años programando o el número de lenguas usadas. Estas y otras cuestiones pueden ser contestadas de forma empírica.  

Al parecer voy a tener que dar la razón a Dave. Aunque aún quedan algunas preguntas sin respuesta, es razonable concluir que aprender una lengua (extranjera o informática) es una buena idea. Resulta que saber programar en R (una lengua informática para análisis estadísticos) me va a venir mejor de lo que pensaba. Tanto desde el punto de vista profesional como cognitivo, es beneficioso saber distintas lenguas informáticas y extranjeras.

sábado, 18 de noviembre de 2017

Poesía en tu segunda lengua: ¿Sientes lo mismo?

Me encanta leer poesía, desde Gloria Fuertes hasta Bécquer, incluyendo a Pablo Neruda y con una mención especial a Rafael Alberti y sus poemas sobre el mar (yo también echo de menos la costa). Además, me gusta escribir poesía, de pequeña hasta gané un concurso de poesía con un poema sobre mi cole. Sin embargo, en inglés los poemas no me dicen tanto, no me llegan tan adentro, no me inspiran como cuando leo poesía en español. ¿Tiene la poesía la misma intensidad en tu segunda lengua?

David Hanauer da clases a alumnos extranjeros y les enseña a leer y escribir poesía en inglés. Hanauer (2012) anima a sus estudiantes a escribir en inglés de forma autobiográfica, emocional y con ejemplos personales. Después de analizar más de 800 poemas escritos por sus alumnos, ha llegado a la conclusión de que escribir poesía en una segunda lengua es posible. Según su análisis lingüístico, los alumnos extranjeros incluyen en sus poemas más palabras emocionales (7%) que palabras neutras (3%), lo que indica que son capaces de escribir con emotividad (de media el 5% de las palabras escritas en novelas literarias son emocionales). Además, la poesía escrita por alumnos extranjeros expresa su vida emocional. Hanauer (2001) recomienda leer poesía a los alumnos que tienen un conocimiento de su segunda lengua un tanto avanzado para (1) mejorar sus capacidades lingüísticas, y (2) mejorar su conocimiento de la nueva cultura.

Se han investigado aspectos lingüísticos, pero no está muy claro como la gente "vive" la poesía en una segunda lengua. Para contestar a esta pregunta necesitamos hacer un experimento. Primero tenemos que seleccionar a un grupo de bilingües (por ejemplo, español e inglés) y asegurarnos de que la mitad son nativos de uno de los idiomas y la otra mitad del otro. Después tenemos que seleccionar poemas en los dos idiomas con distintos niveles de emocionalidad, y pedir a los participantes que los evalúen para poder comparar. En mi opinión, la capacidad para entender el poema va a ser equivalente en los dos grupos, pero la intensidad de las emociones que les evoca la poesía va a ser distinta. Aunque todos evalúen los mismos poemas, yo creo que los nativos españoles van a considerar los poemas españoles como más emotivos, y los nativos ingleses van a considerar los poemas ingleses como más emotivos. 

¿Crees que pierdes algo del poema cuando lo lees en tu segunda lengua? ¿Te evoca la poesía las mismas emociones en todas tus lenguas? ¿Es una cuestión de práctica o depende de la época de tu vida en la que aprendiste tu segunda lengua? Hasta ahora las investigaciones se han centrado en la forma y el contenido del poema, yo creo que es hora de investigar las emociones que la poesía genera en los lectores (para más información lee: Emociones en tu segunda lengua ¿“I Love You” o “Te Quiero”?). 

lunes, 6 de noviembre de 2017

Factores que no tienen nada que ver con el hablante influyen en tu evaluación de lo extranjero de su acento

Enseño estadística a estudiantes de psicología. Lo curioso es que mis alumnos notan mi acento español (en inglés) mucho más cuando les enseño conceptos complejos que cuando les explico ideas sencillas. ¿Cambia tanto mi acento de una clase a otra? ¿Es posible que la misma persona suene más o menos extranjera dependiendo de factores que no tienen nada que ver con lo extranjero de su acento?

En un experimento que acabamos de publicar (Incera, Shah, McLennan,& Wetzel, 2017), pusimos palabras grabadas por hablantes extranjeros (agua) al final de una frase previsible (se bebió un vaso de… agua) y al final de una frase sin sentido (se sentó a la sombra del… agua). Aunque la grabación era la misma, los oyentes evaluaron al hablante como más extranjero cuando la frase no tenía sentido.

Además de conseguir que un hablante suene más extranjero, también es posible hacer que suene más nativo. Cuando los oyentes tienen que recordar una serie de números a la vez que evalúan los acentos (una tarea que les mantiene ocupados), consideran las mismas grabaciones de hablantes extranjeros como más nativas (Incera, Bonath, & McLennan, en preparación).

Por último, el estado de ánimo del oyente también puede influir en la evaluación de los acentos (Incera, en preparación). En un análisis preliminar (esperamos completar el experimento en el 2018), hemos visto que la misma grabación es evaluada como “menos extranjera” cuando los oyentes están tristes (después de haber visto un video trágico) que cuando están contentos (después de haber visto un video divertido).

Factores totalmente independientes de los hablantes influyen en cómo de extranjeros los perciben los oyentes. Todos tenemos un acento, lo que hace que sea nativo o no es la forma en la que hablan la mayoría de las personan en un área concreta. Para aquellos que, como yo, tienen un acento extranjero en uno de sus idiomas, es importante saber cómo te perciben tus interlocutores. 

domingo, 29 de octubre de 2017

Emociones en tu segunda lengua ¿“I Love You” o “Te Quiero”?

Nos conocíamos desde hacía seis meses, era una mañana de verano y estábamos en los acantilados del faro de Santander (mi ciudad natal). Se giró hacia mí, me miró a los ojos, y me dijo “I Love You.” Yo sabía lo que me estaba diciendo, lo que significaba para él, pero la frase no me dijo nada. Entonces le pregunté ¿me lo puedes repetir en español?   

La profesora Catherine Caldwell-Harris ha publicado diversos artículos en los que habla de cómo las emociones asociadas con tu primera y tu segunda lengua pueden ser distintas. En uno de sus estudios (Harris, Aycicegi, Berko Gleason, 2003), midió la reacción emocional de los participantes con unos electrodos que se ponen en la piel, y observó que los bilingües reaccionan más a palabrotas y riñas (¡No te da vergüenza! ¡Vete a tu habitación!) en su primera lengua. El lugar y el contexto en el que se aprende una lengua (en casa o en el trabajo) tiene repercusiones a nivel emocional (Caldwell-Harris, 2015).

Se ha visto que los efectos desaparecen en aquellos que han aprendido ambas lenguas de pequeños (Harris, 2004). También se ha observado que gente bilingüe que habla muy bien sus dos lenguas tiene una respuesta emocional parecida en ambas (Eilola, Havelka, & Sharma, 2007, Sutton, Altarriba, Gianico, & Basnight-Brown, 2007). En tareas de memoria las palabrotas se recuerdan mejor, independientemente de la lengua en la que se escuchen (Aycicegi-Dinn &, Caldwell-Harris, 2009). Entender el nivel de emoción en una segunda lengua tiene importancia cuando hablamos con alguien que ha aprendido esa lengua de mayor o que no tiene mucha fluidez.

Yo soy un ejemplo claro de bilingüe tardío, ya que no aprendí inglés hasta los veintiún años, y cuando conocí a Dave mi inglés era bastante malo (una de mis bromas favoritas es que nos enamoramos porque no teníamos ni idea de lo que el otro decía…). Cuando Dave me dijo “Te Quiero” en español si que lo sentí de verdad, e inmediatamente le contesté “I Love You Too.”  

miércoles, 18 de octubre de 2017

Lo que la evidencia científica nos dice de estudiar en el extranjero.

Mi año Erasmus fue una de las experiencias más importantes de mi vida. Conocí a Dave (mi marido), aprendí inglés, y empecé a interesarme por los temas que han definido mi carrera. A mucha gente estudiar en el extranjero le parece buena idea. ¿Qué nos dice la evidencia científica?

Ventajas Lingüísticas: En mi primer mes en Irlanda aprendí más que en una década en la Escuela de Idiomas. Las habilidades lingüísticas mejoran al estudiar en el extranjero (Kinginger, 2011). Además, la competencia pragmática (tu habilidad para entender cómo los nativos usan el lenguaje) mejora al estar en contacto con gente nativa (Taguchi, 2011). Aunque la máxima es “cuanto más mejor”, estancias cortas de tres o cuatro semanas también tienen efectos positivos (Llanes & Muñoz, 2009). Los que estudian en el extranjero escriben mejor en su segunda lengua que los que se quedan en casa, tienen mayor fluidez y están más motivados (Sasaki, 2007).

Ventajas Cognitivas: En cuanto aterricé en Cork se me puso un dolor de cabeza terrible. Ahora sé que el esfuerzo cognitivo que tienes que hacer al estar inmerso en un país nuevo tiene resultados positivos. Hablar más de una lengua mejora las funciones ejecutivas y atencionales (Bialystok, 2017), un efecto que se ha observado en gente de todas las edades (Incera & McLennan, 2017). Cuanto más tiempo estés expuesto a una lengua extranjera mejores resultados vas a tener (Puric, Vuksanovic, & Chondrogiannik, 2017), pero incluso un periodo corto de inmersión puede tener efectos positivos en tus capacidades atencionales (Bak, Long, Vega-Mendoza, & Sorace, 2016).

Ventajas Socio-emocionales: Lo que en tu país es perfectamente normal (darle dos besos a un chico cuando te lo presentan) puede ser una rareza para el resto del mundo (a Dave casi le da algo). Las experiencias internacionales aumentan la conciencia cultural y mejoran la auto-eficacia (Cushner & Mahon, 2002). Vivir en el extranjero (viajar no cuenta) aumenta la inteligencia cultural, la habilidad de la gente de interactuar en diferentes ambientes y culturas (Crowne, 2008). Viviendo en el extranjero te vuelves más tolerante (mi amiga alemana aprendió que los autobuses no siempre llegan a la hora…), más empátic@, segur@ de ti mism@, y más independiente, (Black & Duhon, 2010).


En resumen, la evidencia científica apoya el argumento de que estudiar en el extranjero tiene ventajas lingüísticas, cognitivas, y socio-emocionales. ¿Y quién sabe? Igual tú también encuentras al amor de tu vida y decides casarte con un extranjero.

lunes, 16 de octubre de 2017

Blogueando en Español

Esta es la primera entrada de “Blogueando en Español”, un espacio en el que quiero escribir sobre temas de psicología del lenguaje, bilingüismo, acentos… y cualquier otra cosa interesante.

La primera razón por la que he decidido empezar este blog es porque hace poco me he dado cuenta de que se me estaba olvidando cómo escribir en español. ¿Cómo es eso posible?  Soy nacida en Santander, obtuve mi Licenciatura en la Universidad de Salamanca, y siempre leo novelas en español. Disfruto escribiendo y en el cole siempre sacaba “Destaca” en Lengua. Pero a pesar de todo, en este momento me cuesta mucho más escribir en español que en inglés (y de acentos ya ni hablamos). No aprendí inglés hasta los 21 años, pero llevo viviendo en USA desde el 2011. Desde que me mudé hablo, pienso, trabajo, y escribo siempre en inglés. Lo primero que he tenido que hacer al empezar este blog ha sido reprogramar el corrector ortográfico y descubrir como escribir la letra ñ con un teclado inglés (ALT + 0241).

La segunda razón por la que he decidido escribir este blog es porque en español se me ocurren cosas en las que no caigo cuando pienso en inglés (incluidas expresiones como “caer en algo” que sonarían muy raras en inglés). Aunque hace mucho tiempo que no escribo en español, me es muy fácil pensar y tener conversaciones conmigo misma en mi lengua materna. Lo bonito es que cuando pienso en español se me ocurren cosas nuevas. ¿Tiene la poesía el mismo efecto en tu segunda lengua que en tu lengua materna? ¿Por qué la frase I love you todavía no me suena tan bien como Te Quiero? ¿Saber diferentes lenguas informáticas tiene los mismos beneficios cognitivos que saber hablar en distintas lenguas? ¿Cuáles son las ventajas de vivir en el extranjero?

En este blog quiero hablar con la mitad de mi mundo que no entiende inglés. Quiero reflexionar sobre temas que me apasionan, cosas que he descubierto, y nuevas ideas para proyectos futuros.

Datos personales

Mi foto
Sara Incera obtuvo la Licenciatura en Psicología en la Universidad de Salamanca, el Doctorado en Psicología en la Cleveland State University, y actualmente reside en Lexington (EEUU) donde trabaja como profesora universitaria en la Eastern Kentucky University.

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