Durante mi año en Irlanda me tiraba horas para
entender cada capítulo del libro que tenía que estudiar. Al volver a España me
sentí super inteligente, podía leer muchísimas más páginas en la mitad de
tiempo. Es interesante considerar la posibilidad de que la dificultad añadida
de estudiar en una lengua que no dominas del todo resulte en un esfuerzo que a
la larga pueda mejorar el aprendizaje. Sin embargo, si le preguntas a cualquier
estudiante deslomándose con el traductor, estoy convencida de que te diría que
prefiere estudiar en una lengua que conoce bien.
Se ha investigado si estudiar en tu primera o segunda
lengua afecta al aprendizaje. No hay diferencias cuando se evalúa a los alumnos
con preguntas de verdadero/falso (cuando hay que reconocer el material), pero en
preguntas de desarrollar (cuando hay que explicar el material) aquellos que han
aprendido un texto en su segunda lengua lo hacen peor (Vander Beken
& Brysbaert, 2017). Incluso después de 30 días sigue sin haber diferencias
cuando se usan preguntas de verdadero/falso (Vander Beken,
Woumans, & Brysbaert, 2017). Considerando estos resultados, parece más
adecuado evaluar a alumnos que tienen que estudiar en su segunda lengua con
exámenes de reconocimiento que con exámenes de desarrollar.
A estas alturas leo a la misma velocidad en inglés
que en español. Me gusta leer libros de psicología en inglés, porque hay
términos que a veces no tienen una traducción clara. Sin embargo, independientemente
de que la versión original sea en un idioma u otro, prefiero leer novelas en
español. Estas navidades he leído Origen (Dan Brown), Una Columna de Fuego (Ken
Follett), y Los Pacientes del Doctor García (Almudena Grandes), siempre la
versión en español que me permite meterme más en la historia. Leer en un idioma
u otro es una elección personal.
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