domingo, 29 de octubre de 2017

Emociones en tu segunda lengua ¿“I Love You” o “Te Quiero”?

Nos conocíamos desde hacía seis meses, era una mañana de verano y estábamos en los acantilados del faro de Santander (mi ciudad natal). Se giró hacia mí, me miró a los ojos, y me dijo “I Love You.” Yo sabía lo que me estaba diciendo, lo que significaba para él, pero la frase no me dijo nada. Entonces le pregunté ¿me lo puedes repetir en español?   

La profesora Catherine Caldwell-Harris ha publicado diversos artículos en los que habla de cómo las emociones asociadas con tu primera y tu segunda lengua pueden ser distintas. En uno de sus estudios (Harris, Aycicegi, Berko Gleason, 2003), midió la reacción emocional de los participantes con unos electrodos que se ponen en la piel, y observó que los bilingües reaccionan más a palabrotas y riñas (¡No te da vergüenza! ¡Vete a tu habitación!) en su primera lengua. El lugar y el contexto en el que se aprende una lengua (en casa o en el trabajo) tiene repercusiones a nivel emocional (Caldwell-Harris, 2015).

Se ha visto que los efectos desaparecen en aquellos que han aprendido ambas lenguas de pequeños (Harris, 2004). También se ha observado que gente bilingüe que habla muy bien sus dos lenguas tiene una respuesta emocional parecida en ambas (Eilola, Havelka, & Sharma, 2007, Sutton, Altarriba, Gianico, & Basnight-Brown, 2007). En tareas de memoria las palabrotas se recuerdan mejor, independientemente de la lengua en la que se escuchen (Aycicegi-Dinn &, Caldwell-Harris, 2009). Entender el nivel de emoción en una segunda lengua tiene importancia cuando hablamos con alguien que ha aprendido esa lengua de mayor o que no tiene mucha fluidez.

Yo soy un ejemplo claro de bilingüe tardío, ya que no aprendí inglés hasta los veintiún años, y cuando conocí a Dave mi inglés era bastante malo (una de mis bromas favoritas es que nos enamoramos porque no teníamos ni idea de lo que el otro decía…). Cuando Dave me dijo “Te Quiero” en español si que lo sentí de verdad, e inmediatamente le contesté “I Love You Too.”  

miércoles, 18 de octubre de 2017

Lo que la evidencia científica nos dice de estudiar en el extranjero.

Mi año Erasmus fue una de las experiencias más importantes de mi vida. Conocí a Dave (mi marido), aprendí inglés, y empecé a interesarme por los temas que han definido mi carrera. A mucha gente estudiar en el extranjero le parece buena idea. ¿Qué nos dice la evidencia científica?

Ventajas Lingüísticas: En mi primer mes en Irlanda aprendí más que en una década en la Escuela de Idiomas. Las habilidades lingüísticas mejoran al estudiar en el extranjero (Kinginger, 2011). Además, la competencia pragmática (tu habilidad para entender cómo los nativos usan el lenguaje) mejora al estar en contacto con gente nativa (Taguchi, 2011). Aunque la máxima es “cuanto más mejor”, estancias cortas de tres o cuatro semanas también tienen efectos positivos (Llanes & Muñoz, 2009). Los que estudian en el extranjero escriben mejor en su segunda lengua que los que se quedan en casa, tienen mayor fluidez y están más motivados (Sasaki, 2007).

Ventajas Cognitivas: En cuanto aterricé en Cork se me puso un dolor de cabeza terrible. Ahora sé que el esfuerzo cognitivo que tienes que hacer al estar inmerso en un país nuevo tiene resultados positivos. Hablar más de una lengua mejora las funciones ejecutivas y atencionales (Bialystok, 2017), un efecto que se ha observado en gente de todas las edades (Incera & McLennan, 2017). Cuanto más tiempo estés expuesto a una lengua extranjera mejores resultados vas a tener (Puric, Vuksanovic, & Chondrogiannik, 2017), pero incluso un periodo corto de inmersión puede tener efectos positivos en tus capacidades atencionales (Bak, Long, Vega-Mendoza, & Sorace, 2016).

Ventajas Socio-emocionales: Lo que en tu país es perfectamente normal (darle dos besos a un chico cuando te lo presentan) puede ser una rareza para el resto del mundo (a Dave casi le da algo). Las experiencias internacionales aumentan la conciencia cultural y mejoran la auto-eficacia (Cushner & Mahon, 2002). Vivir en el extranjero (viajar no cuenta) aumenta la inteligencia cultural, la habilidad de la gente de interactuar en diferentes ambientes y culturas (Crowne, 2008). Viviendo en el extranjero te vuelves más tolerante (mi amiga alemana aprendió que los autobuses no siempre llegan a la hora…), más empátic@, segur@ de ti mism@, y más independiente, (Black & Duhon, 2010).


En resumen, la evidencia científica apoya el argumento de que estudiar en el extranjero tiene ventajas lingüísticas, cognitivas, y socio-emocionales. ¿Y quién sabe? Igual tú también encuentras al amor de tu vida y decides casarte con un extranjero.

lunes, 16 de octubre de 2017

Blogueando en Español

Esta es la primera entrada de “Blogueando en Español”, un espacio en el que quiero escribir sobre temas de psicología del lenguaje, bilingüismo, acentos… y cualquier otra cosa interesante.

La primera razón por la que he decidido empezar este blog es porque hace poco me he dado cuenta de que se me estaba olvidando cómo escribir en español. ¿Cómo es eso posible?  Soy nacida en Santander, obtuve mi Licenciatura en la Universidad de Salamanca, y siempre leo novelas en español. Disfruto escribiendo y en el cole siempre sacaba “Destaca” en Lengua. Pero a pesar de todo, en este momento me cuesta mucho más escribir en español que en inglés (y de acentos ya ni hablamos). No aprendí inglés hasta los 21 años, pero llevo viviendo en USA desde el 2011. Desde que me mudé hablo, pienso, trabajo, y escribo siempre en inglés. Lo primero que he tenido que hacer al empezar este blog ha sido reprogramar el corrector ortográfico y descubrir como escribir la letra ñ con un teclado inglés (ALT + 0241).

La segunda razón por la que he decidido escribir este blog es porque en español se me ocurren cosas en las que no caigo cuando pienso en inglés (incluidas expresiones como “caer en algo” que sonarían muy raras en inglés). Aunque hace mucho tiempo que no escribo en español, me es muy fácil pensar y tener conversaciones conmigo misma en mi lengua materna. Lo bonito es que cuando pienso en español se me ocurren cosas nuevas. ¿Tiene la poesía el mismo efecto en tu segunda lengua que en tu lengua materna? ¿Por qué la frase I love you todavía no me suena tan bien como Te Quiero? ¿Saber diferentes lenguas informáticas tiene los mismos beneficios cognitivos que saber hablar en distintas lenguas? ¿Cuáles son las ventajas de vivir en el extranjero?

En este blog quiero hablar con la mitad de mi mundo que no entiende inglés. Quiero reflexionar sobre temas que me apasionan, cosas que he descubierto, y nuevas ideas para proyectos futuros.

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Sara Incera obtuvo la Licenciatura en Psicología en la Universidad de Salamanca, el Doctorado en Psicología en la Cleveland State University, y actualmente reside en Lexington (EEUU) donde trabaja como profesora universitaria en la Eastern Kentucky University.

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