Una amiga de Santander, que vive en Francia desde hace años, tiene un niño que está empezando a hablar. En casa hablan español pero en el cole y con los amigos hablan en francés. Al ir este verano a España a todos les hizo mucha gracia que el niño dijera “¡Hola!” en español y adiós (“Au revoir!”) en francés. La alternancia de código (“code-switching” en inglés) es un término que se refiere al uso de dos o más lenguas en la misma frase o conversación. Los bilingües alternan sus idiomas al hablar con otros bilingües, pero no los mezclan cuando interactúan con monolingües.
Intercalar idiomas en bilingües es lo normal. De hecho, los niños más mayores lo hacen de forma más frecuente; alternar entre idiomas es una estrategia que usan para mejorar la comunicación (Reyes, 2004). Se ha visto que los niños que tienen mejores habilidades lingüísticas intercalan sus idiomas de forma más frecuente que los niños con peores habilidades lingüísticas (Yow et al., 2018). Sin embargo, y a pesar de la evidencia científica, no todo el mundo ve la alternancia de código como algo positivo. En un estudio con más de 2.000 bilingües se vió que aquellos que tienen mejor tolerancia a la ambigüedad y más empatía tienen actitudes más positivas hacia la alternancia entre lenguas (Dewaele & Wei, 2013).
Lo importante es que la comunicación sea buena. El niño de mi amiga es aún muy chiquitín, pero no tengo ninguna duda de que enseguida va a aprender con quién tiene que hablar en qué idioma. Cuando tienen amigos de visita mi amiga cambia al francés, con lo que le está enseñando a su hijo (desde muy pequeño) la forma adecuada de comunicarse con otros. Lo importante es saber con quién puedes hablar en qué idioma. Entre bilingües hay veces que es mejor alternar idiomas para comunicar una idea de forma más precisa.
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