El otro
día le mandé un email a mi madre sobre el nuevo “garage” que estamos
construyendo. Se quedó extrañada y me puso: “garaje la segunda con g... ¿pero no
te da de ojo?” En español garaje se escribe la segunda con j y yo, en el pasado, nunca
habría cometido una falta de ortografía como esta. Lo curioso es que
mi error no ha sido una cosa aleatoria, en inglés garaje se escribe la segunda
con g.
En el
contexto de la psicología del bilingüismo, transferencia es el uso de aspectos
propios de una lengua al hablar en otra distinta. En concreto, la transferencia
ortográfica es usar la ortografía de una de tus lenguas cuando escribes en la
otra. Cuando una persona sabe leer y escribir en dos idiomas distintos, la
ortografía de un idioma puede influir en la forma en la que escribe en el otro
idioma (Sun-Alperin
& Wang, 2011). Además, se ha visto que el grado de transferencia se
basa en lo similares que sean las dos lenguas (Pasquarella,
Chen, Gottardo, & Geva, 2014). Cuando hay varias palabras que se
parecen, la gente bilingüe tarda más en responder (van Heuven, Dijkstra, &
Grainger, 1998).
En mi caso, hice una transferencia ortográfica al usar la ortografía inglesa para
escribir una palabra en español.
Total
que no, que después de ocho años en Estados Unidos no me da de ojo para nada.
Mi cerebro no parece recordar que en español esto es una falta de ortografía.
Sin embargo, en el momento en que me paro y lo pienso, sí que sé que está fatal.
A partir de ahora voy a fijarme más y a usar el corrector ortográfico, sobre
todo si son palabras que se parecen pero se escriben de forma distinta.
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