En un meta-análisis (un estudio en el que se resumen varios estudios) se concluyó que la actividad física de la madre durante el embarazo tiene una influencia positiva en el desarrollo del lenguaje del bebé en los primeros 18 meses de vida (Niño et al., 2018). Además, en un estudio longitudinal con más de 4000 mujeres (Jukic et al., 2013) se vio que a los 8 años la capacidad verbal de los hijos de mujeres más activas es bastante mayor que la de los niños de mujeres con embarazos más sedentarios. Aunque estos resultados apoyan la idea de que el ejercicio físico durante el embarazo es positivo para el desarrollo lingüístico de los hijos, hay que tener en cuenta que estos estudios son correlacionales. En una investigación con mujeres Latinas, se vio que las mujeres con más probabilidades de tener un nivel alto de actividad física durante el embarazo son aquellas con más actividad física antes del embarazo, más mayores, con educación universitaria, alto nivel económico, y menos niños (Chasan-Taber, et al., 2007). Es posible que factores relacionados con la calidad de vida permitan a ciertas mujeres tener más actividad física durante el embarazo, y puede que estos mismos factores aumenten la probabilidad de que sus hijos tengan capacidades lingüísticas más altas.
Mientras me siga encontrando bien, voy a seguir yendo al gimnasio. Seguir una rutina me viene muy bien para la espalda y siempre me siento con mucha más energía después de ir. Si además puede que ayude a Nora a desarrollar sus habilidades lingüísticas, no se puede pedir más.