En mi última conferencia tuve la oportunidad de oír a la investigadora Kirsten Read explicar cómo la lectura compartida ayuda a los niños a aprender nuevas palabras. Las historias que riman ayudan a los niños (en su estudio de entre 2 y 4 años) a recordar nuevo vocabulario (Read et al., 2014). Además, los libros que mezclan dos lenguas ayudan a los niños bilingües a aprender nuevas palabras (Read et al., 2021).
En una encuesta realizada durante la pandemia, no encontraron diferencias en la frecuencia de la lectura compartida, pero sí un aumento significativo de lectura en pantallas (Read et al., 2021). Al comparar libros normales y electrónicos no vieron diferencias en el número de palabras recordadas, pero los libros electrónicos interactivos (con voz, con preguntas, etc.) redujeron mucho la conversación entre el niño y el adulto (Ciffone et al., 2016).
Es importante recalcar que muchos de los beneficios de la lectura compartida surgen de la interacción del adulto con el niño. Dependiendo de la edad del niño, la lectura compartida puede consistir en contestar a preguntas, adivinar palabras, leer la última palabra, o alternar la lectura de frases y párrafos. En cualquier caso, lo importante es que el niño sea parte activa de la lectura compartida.