Cuando llegué a Estados Unidos hice el examen del GRE (Graduate Record Examination). Este examen incluye una parte de vocabulario en inglés en la que tienes que saber lo que significan las palabras. En su día me sorprendió la nota (bastante decente) que saqué en esta parte del examen. Lo que pasó es que muchas de las palabras inglesas que me tocaron en el examen tenían la misma raíz que la correspondiente palabra española que sí me sabía.
La conciencia morfológica es la habilidad de entender las unidades más pequeñas con significado (morfemas) de las que están compuestas las palabras. La conciencia morfológica influye en la habilidad lectora (Rueda & Incera, 2011) y predice el aprendizaje de nuevas palabras (Zhang, Koda, & Leong, 2015). En bilingües, la habilidad de entender el significado de los componentes y las raíces de las palabras se puede transferir entre idiomas. En un estudio con niños bilingües español/inglés (Ramirez, Chen, Geva, Kiefer, 2009) se vió que tener niveles más altos de conciencia morfológica en español (primera lengua) ayuda a leer mejor en inglés (segunda lengua).
Aunque la mayoría de las palabras que me preguntaron en el GRE no las había visto nunca en inglés, sí que conocía la versión española de muchas de ellas. Para aquellos bilingües cuyos idiomas comparten raíces lingüísticas, es normal utilizar palabras y morfemas conocidos para adivinar lo que significa una palabra nueva. A veces estas traducciones caseras fallan (y Dave se ríe un poco de lo que acabo diciendo...) pero en la mayoría de los casos son correctas.