Dave es muy irónico, tiene un humor seco (y bastante negro) que me encanta. Como suele
estar muy serio cuando suelta alguna, me hace todavía más gracia. Es una pena
que en español se tenga que concentrar tanto en entender y hacerse entender,
que no le dé tiempo a ser irónico. A mí también me pasó
con el inglés, me costó bastante tener el suficiente nivel para poder utilizar la ironía sin que mi interlocutor se me quedara mirando confundido.
En un nuevo estudio con
participantes bilingües, Mehrgol Tiv (@mehrgoltiv) y sus
colaboradores han descubierto que el nivel que tienes en una lengua determina cuánto
vas a usar el sarcasmo en tu vida cotidiana. Según su análisis los bilingües usan el sarcasmo para las mismas funciones que los monolingües, pero los que dominan más el idioma lo utilizan más frecuentemente. Es importante entender que la Real Academia Española define el sarcasmo como una burla sangrienta, ironía mordaz y cruel con que se ofende o maltrata a alguien o algo. Aunque el sarcasmo es un tipo de ironía (una figura retórica que consiste en dar a entender lo contrario de lo que se dice) el sarcasmo se usa con la intención de herir los sentimientos de alguien. A mí me parece que en este estudio los autores utilizan los conceptos de ironía y sarcasmo como sinónimos. La idea es que los que hablan mejor una lengua dicen lo contrario de lo que quieren decir más frecuentemente que los que no la hablan tan bien (Tiv et al., 2020).
Si normalmente
eres irónico y en tu segunda lengua no te sale, es como si la gente que te
conoce en esa lengua no te conociese del todo. Para poder usar la ironía en tu
segunda lengua tienes que tener bastante nivel, la comunicación tiene
que ser lo suficientemente fluida para que al decir lo contrario de lo que quieres
decir tu interlocutor todavía te entienda. Dave aún no ha llegado a ese nivel
en español, pero no tengo ninguna duda de que lo va a hacer y nos vamos a echar
unas risas.