Cuando empiezo
una conversación en inglés, lo primero que la gente nota es mi acento español,
lo cual genera respuestas diversas. La mayoría de la gente reacciona con interés,
preguntándome de dónde soy. También he tenido algunas situaciones (normalmente
por teléfono) en las que sé que mi interlocutor hubiese preferido hablar con
alguien sin acento. ¿Podemos predecir quién prefiere hablar con alguien con
acento?
Dewaele
y McCloskey (2014) crearon un cuestionario sobre personalidad
y acentos que contestaron más de 2.000 personas. Lo primero que descubrieron
es que a los extravertidos (aquellos que disfrutan con la gente
y participan más en reuniones sociales) les molestan menos los
acentos extranjeros que a los introvertidos. Lo segundo es que a la
gente estable emocionalmente (capaz de mantenerse equilibrada y
que no experimenta fácilmente emociones negativas) le molestan menos los
acentos que a la gente inestable. Lo tercero es que a aquellos con más
tolerancia a la ambigüedad (los que admiten distintas
interpretaciones de un mismo tema) les molestan menos los acentos que a los
que tienen menos tolerancia a la ambigüedad. Es importante recalcar que
los que contestaron al cuestionario tenían peores actitudes hacia su propio
acento extranjero que hacia el acento extranjero de los demás.
En
ciertas circunstancias tener un acento extranjero puede ser una desventaja, pero
también es importante recordar que tener un acento cuenta parte de tu
historia. Un acento dice que has tenido el valor de mudarte a un país donde no se
habla tu primera lengua, lo cual es una forma estupenda de empezar una conversación.
Una vez que encuentras a un interlocutor con el que la conversación es
interesante es muy fácil olvidarse de los acentos.