Este
verano he participado en el campamento “Camino
To Success”, una iniciativa que tiene como objetivo atraer a estudiantes
latinos a nuestro campus, y hacerlos sentir como en casa, para animarlos a que
vengan a estudiar con nosotros. En la ceremonia de clausura un alumno, un
orador excepcional, dió un discurso que nos dejó a todos sin habla. Durante la
parte más emocional y honesta del discurso, este chico contó historias de
discriminación, aislamiento y soledad. Explicó lo difícil que es vivir siendo
parte de dos culturas distintas.
La
integración de la identidad bicultural se refiere al proceso de crear tu propio
yo cuando eres parte de dos grupos culturales distintos. ¿Es posible desarrollar
una identidad integrada? Benet-Martínez y Haritatos (2005) descubrieron que hay dos
aspectos importantes que forman parte de la integración bicultural. Por un lado,
la “distancia cultural” se refiere a las actitudes hacia la organización
conceptual de las dos culturas (Mantengo mis dos culturas separadas).
Por otro, el “conflicto cultural” se refiere a los sentimientos asociados con el
proceso de navegar tus dos culturas (Me siento atrapada entre mis dos
culturas).
En mi opinión
lo más preocupante del discurso fue el énfasis en políticas de identidad (ensalzar
la identidad de grupos colectivos sin considerar la individualidad personal).
Cuando has sido discriminado, estás dolido, y te sientes atrapado, este tipo de
argumentos emocionales pueden sonar bien. Sin embargo, percibir tus dos culturas
como opuestas y en conflicto puede tener consecuencias muy negativas, tanto
para la sociedad en general como para la salud mental de quien piensa de esta
forma. Es necesario ayudar a la gente bicultural a integrar sus culturas de
forma positiva. En vez de ser de ninguna parte es muy importante sentirse parte
de las dos culturas.