En un estudio con más de 2000 madres de niños de 1 a 3 años, se vio que los niños que dicen menos palabras tienen rabietas más frecuentes e intensas (Manning et al., 2019). Alrededor de los 2 años de edad, los niños que tienen mejor vocabulario tienen menos comportamientos negativos (Roberts et al., 2018). Sin embargo, hay que tener en cuenta que esta relación también puede ir a la inversa. Se ha visto que los niños que tienen problemas de pequeños (no duermen, no comen, lloran más…), tienen riesgo de tener dificultades con el lenguaje a los 5 años (Cook et al., 2021). Parece que hay una relación entre las rabietas y el lenguaje pero no está claro cuál es la dirección. Es posible que la falta de lenguaje cause rabietas, o que las rabietas retrasen la adquisición del lenguaje. También es posible que otros factores (situación familiar, temperamento del niño, habilidades cognitivas del niño, habilidades socio-emocionales de los padres…) influyan tanto en las rabietas como en el desarrollo del lenguaje.
Nora dice muchas palabras y es capaz de comunicar lo que quiere cada vez mejor. Hay veces que no se le arregla (si quiere quedarse en la bañera o no irse del parque) y se frustra. Sin embargo, la mayor parte del tiempo es capaz de expresarse lo suficiente para que la entendamos y seamos capaces de ayudarla.
Sara Incera, Ph.D.
(Foto de Lori Burkert)
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